Sobre los MOOC que no son MOOC

Desde que el MIT y Harvard decidieron lanzarse de lleno a organizar MOOC en el año 2012, es decir, anteayer, parece que la educación superior se ha revolucionado en torno a un nuevo modelo de enseñanza. Como ejemplo de las muchas manifestaciones de entusiasmo que pueden encontrarse al respecto, este enlace, afirman que «Los MOOC han creado grandes expectativas y oportunidades y están llamados a ser las herramientas más revolucionarias de la educación de las últimas (y de las próximas) décadas».

Frente a ello, surgen también muchas posiciones críticas y muchos autores que recuerdan que el modelo de enseñanza en línea, abierta y masiva, no se inventó en 2012, sino años antes: en 2007 organiza David Wiley un curso abierto y en 2008 George Siemens y Downes. El modelo de MOOC de estos autores surge a raíz de movimientos anteriores de significativo impacto en la educación como son las propuestas en torno a la enseñanza flexible, los recursos abiertos, el aprendizaje constructivista,… Para tener una visión clara y breve de los MOOC, recomiendo la web de Sergio Luján, de la Universidad de Alicante. Se introduce en el concepto de MOOC, en sus tipos, y además de un interesante recorrido histórico, recoge datos sobre impacto, experiencias y valoraciones en ambos sentidos, tanto críticas como apoyos incondicionales.

Pero mi entrada de blog viene a cuento de una noticia de una universidad americana que va a ofrecer un máster on line con un modelo MOOC de bajo coste. Ante la aparente incongruencia del concepto de MOOC con el concepto de «coste», me adentro en el texto de la noticia y ciertamente explican que los alumnos habrán de pagar un coste muy económico (7000$) para matricularse en este MOOC.

Y llegados a este punto, la deriva del concepto de MOOC es tan sorprendente, que ya ni siquiera es MOOC, es sólo MOC. En tan corto camino recorrido ya hemos perdido la O de OPEN, nos hemos quedado con la enseñanza masiva on-line que se nos aparece como un modelo muy rentable para las universidades y las empresas. ¿Dónde ha quedado la idea de la revolución pedagógica? Releamos a Skinner y a sus máquinas de enseñar y quizás encontremos algunas respuestas sugerentes (véase este vídeo, es un documento histórico). Las máquinas ya no son sólo el centro del aprendizaje y de la enseñanza, sino que ahora son también la respuesta a la crisis económica y el cambio de la enseñanza superior. ¿Qué hemos hecho desde la pedagogía para encontrarnos en esta situación después de tantas décadas de investigación educativa

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